Cuento las canciones que restan para volver a sentir tu aliento en la comisura de mis labios,
cuando los segundos se confunden con siglos y los siglos pasan volando. No sé decidirme entre el sentimiento y el resentimiento, y no sé cuál de ellos vencerá con el transcurso del tiempo, o si los abatirá la costumbre de tu ausencia.
Mis ojos se aburren de no verte, pero mi corazón se queda sin espacio para más congoja y a ratos la espera se viste con el traje de una película con guión inverosímil escrito para soñadores. Sólo es el comienzo, el principio del camino hacia un paisaje yermo y extenso, es un desierto donde no habrá agua y el alimento será sólo el recuerdo y mi empeño, mi fe en las cosas sin sentido, aquellas donde yo me entrego cuando a otros los pies se le anclarían en la tierra y desistirían.
Seguiré contando y cantando canciones, una tras otra, sacando sentidos y contextos en frases que no van dedicadas a nosotros, seguiré encerrando la tristeza en un cofre con llave y aparentando carcajadas, soportando mi propia incomprensión, ignorando que me duele y convenciéndome de que soy orgullosa y que con dirigir la barbilla hacia arriba el tiempo pasará veloz y un día me encontraré, sin esperarlo, obteniendo la solución a las dudas.
Seguiré... porque soy sólo una estúpida y suicida Julieta que cree en Romeos... mientras sea capaz de mantener mis pies en el aire...
® Yesenia Pineda - La Posada de las Transgresiones.
(Imagen y texto)
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