Me muevo, sonrío, hablo y existo en un plano diferente cuando tu estás, y desenvuelvo de los papeles del pasado un mundo ya olvidado, donde ya no recuerdo como se vive, porque tú lo has traído de nuevo a mi presente. Qué incómodo volver a sentirse vulnerable, cuánto temor, pero qué dulce es cuando cualquier gesto, roce, mirada o sonrisa evocan la palabra complicidad y vuelven cálido ese mundo, cosa que mi cuerpo entiende como un ejército de plumas deslizándose por dentro y por fuera de mi estómago.
Algún día, tarde o temprano, algunos me dirán que vuelvo a equivocarme, quizá, pero te quiero en mi futuro, y punto, así que en el presente intento apresurar la llegada de ese futuro sólo porque soy incapaz de tener paciencia, incapaz de esperar a que las cosas ocurran, incapaz de seguir simplemente absorta en ti y sin permitirme más que sólo soñar... y punto.