Se me agotó la paciencia. Lo siento mucho. Te quiero, pero ésto se acabó. Ya no puedo conformarme más. Sé que no soy feliz y que ya llevamos demasiado tiempo en una situación que no tiene salida, ha perdido el sentido insistir en mantener algo que tarde o temprano terminará. Prefiero que sea ahora, antes de que nos hagamos tanto daño que sea imposible que podamos mirarnos a la cara con cariño, tomar un café de vez en cuando para charlar de las novedades de nuestra vida, sonreírnos, decir que aún nos tenemos un poco de cariño... prefiero que lloremos ahora y no perdernos para siempre, en todos los sentidos.
Te quiero, pero ya no basta con que yo lo sienta y tu estés a mi lado, necesito saber que tú también estás dispuesto a apostar por mi, a realizar el esfuerzo necesario para que juntos salgamos adelante, que estás dispuesto a pararte a comprenderme, apoyarme, ayudarme... en resumen, necesito saber que tú estás dispuesto a entregarte en la misma medida en que lo hago yo.
Hace mucho que no dejo de preguntarme hacia dónde vamos, o mejor dicho... ¿por qué no vamos hacia ninguna parte? Estamos estancados en una relación que parece girar en torno a ti, a tus deseos, expectativas, impulsos... En mi intento de hacerte feliz te he concedido tantos caprichos que ésto se ha vuelto egoísta, ya no es "lo nuestro" sino "lo tuyo". Yo ya no importo: tu supremacía se ha vuelto una costumbre, un deber, el pilar de nuestra relación, y no es culpa tuya sino mía, por haber querido ser tan complaciente y haberme ocupado demasiado de lo que tú necesitabas y querías y demasiado poco de lo que quería o necesitaba yo. Te acostumbré a ser un niño mimado y consentido.
Siento que eres injusto, y cierto que la situación lo es, pero no voy a engañarme, fui yo la injusta conmigo cuando me asigné a mi misma la obligación de concederte todas tus peticiones, caprichos y deseos. Fui una ingenua, pensé que tu harías lo mismo conmigo y nos enredaríamos en una preciosa espiral en la que cada uno se ocuparía del otro más que de si mismo, que caeríamos sin esfuerzo en una relación tan perfecta y feliz que nos llenaría a ambos en todos los sentidos. Pero eso ya no es así, ninguno de los dos somos felices. Tu no me atiendes como me gustaría, y yo ya no puedo atenderte como hasta ahora porque me siento vacía. Ya no se como seguir adelante contigo, no se como cambiar nuestras rutinas y empezar de nuevo una relación sana, no se hacerlo sola y, para ser sincera, creo que tu no estás de acuerdo conmigo en los puntos flacos de nuestra relación. Por eso no podemos seguir adelante aunque nos sigamos queriendo, y no importa si yo te quiero más que tu a mi, o viceversa, no quiero profundizar en discusiones o buscar culpables, lo que realmente importa es que te quiero lo suficiente como para dejarte antes de odiarte.
Voy a darte las gracias, ya que debido a lo nuestro he aprendido que estar con alguien no requiere una dedicación absoluta, que querer a alguien no significa que deba olvidarme de quererme u ocuparme de mi misma. Querer a alguien no significa ser dos mitades que deben estar juntas para estar completas, como eso que se dice de las medias naranjas... No, querer a alguien significa quererte tanto a ti mismo que sabes querer a otra persona de una manera sana, ser dos personas completas que juntas se hacen invencibles, conocerse y, aún así, quererse, saber cuáles son las fortalezas de cada uno pero también las flaquezas, trabajar juntos en la misma dirección, ser un equipo con las mismas metas, confiar y ganarse la confianza del otro, ser conscientes de la suerte inmensa de saber quererse, valorarlo y cuidarlo. Y dicho todo esto me pregunto si no seguiré siendo, de algún modo, una ingenua que aún cree en ese tipo de fortuna, pero aún así necesito intentarlo, porque se exactamente lo que quiero y estoy ansiosa por luchar por ello, por lograrlo, por vivirlo y disfrutarlo... Y tu te mereces lo mismo, te mereces al menos la posibilidad de aprender de nuestros errores, corregirlos y poder construir con alguien algo que sea valioso y fuerte, algo que te haga feliz.
Ya ves... Quizá te quiera tanto que te esté dejando libre para que puedas ser feliz, pero es que también me he dado cuenta de que no puedo vivir sin quererme a mi misma, sin sentir que soy lo más importante para alguien, porque no entiendo que el amor pueda ser de una manera distinta a como yo lo entiendo, un amor en el que se entrega todo porque estás seguro de no equivocarte, porque los miedos son sólo fruto de malas experiencias pasadas y deben quedar ahí, en el pasado, y no permitir que estropeen el futuro... El amor no puede darse desde detrás de un muro... Te quiero, pero lo mejor que puedo hacer por nosotros es terminar con esto y animarte a que mires al futuro con una amplia sonrisa de esperanza igual que hago yo.
Te quiero, y sé que me quieres, pero ninguno hemos sabido querernos de la forma correcta.
® Yesenia Pineda - La Posada de las Transgresiones.